Aquí estoy, malhumorada, con un peso encima que no sé ni qué es, ni qué no. Si me tomo esta pastilla se diluirá el pesar hasta mañana cuando ya pueda tomarme otra. Cuando transcurran las dos semanas de prescripción el malhumor y el peso estarán aletargados, pero los factores que los desencadenan seguirán latentes.
Por otro lado estoy pensando en darle una patada al fardo que me pesa y mandarlo al tejado de la casa de enfrente. No sé si tendré fuerzas suficientes porque tengo una edad, y por la osteoporosis corro el riesgo de lesionarme las falanges del pie.
¿Qué hago: me empastillo o me arriesgo a quedar coja?
También puedo seguir como estoy, o sea, acarreando el fardo.