Vuelo yo II

Cuando era una muchacha soñaba a menudo que volaba, ¡y era tan grato volar!

Llegó el día en que decidí dejar a un lado los vuelos y me dispuse a cumplir todos los requisitos de las etapas de mi vida predeterminada. Putañísima cobardía la mía, que yo disfrazaba de buen criterio y razonabilidad, o sea, aquello tan ponderado (sobre todo para las buenas mujeres de su casa) de tener los pies en el suelo y dejarse de tonterías.

Y qué no daría ahora por volver a volar entre nubes.

Otra vez me lamento: ¡Qué putañísima cobardía la mía!

Sígueme en Instagram

También puedes leerme en Facebook